miércoles, 5 de noviembre de 2008

Esperando la historia


Amiga,

Es casi la una y media de la mañana en París y estoy despierta esperando el resultado de las elecciones en Estados Unidos. Hay quien piensa que no hay que preocuparse por el resultado de elecciones en un país ajeno y en el que uno no puede votar. Pero a mí siempre me ha resultado evidente aquello de que todo lo humano me concierne. Se trata de algo que está sucediendo en un país gigantesco y poderoso, ¿por qué no iba uno a estar informado, tomar una posición e incluso apostar a un ganador?

Yo voy por Obama. Desde hace más de un año dije que Obama le iba a ganar a Clinton y que después iba a ganar las elecciones presidenciales. Lo estoy diciendo de nuevo aquí, públicamente, antes de que se sepa el resultado de las elecciones y me apuro a subir esta nota antes de que difundan las proyecciones de los primeros estados.

Voy por Obama porque ya es hora de que uno de los países más importantes del planeta deje de ser gobernado por un grupo de conservadores armamentistas. Voy por Obama porque ya es hora de que las minorías se junten en los Estados Unidos para mostrar que unidas son una evidente mayoría. Voy por Obama sin creer que es un mesías o un ser infalible, pero confiada en que va a llevar a la Casa Blanca un equipo de gente que va a hacer lo mejor que pueda para representar a la gente común y no a las grandes corporaciones.

Estoy consciente de la ingenuidad que puede haber detrás de esta confianza en la posibilidad de un cambio en una potencia como lo es Estados Unidos. Pero hoy, a esta hora de la madrugada, a la espera de que Obama haga historia, por simple espíritu de generosidad, elijo creer.
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