jueves, 8 de octubre de 2009

Razones

Amiga,

Salí esta mañana a hacer compras al centro comercial (compré unas medias para el invierno, un sueter marrón, otra franela negra) y al regresar me encontré con que el correo me había traído un volumen de Poesía no completa, de Wislawa Szymborska, que había pedido hace ya casi un mes (hay una huelga de correo en el reino y todo se retrasa).

Abro el libro como quien consulta un oráculo y me encuentro con este poema del que te copio abajo un fragmento, con alegría…


La alegría de escribir/ Wislawa Szymborska

¿A dónde corre, a través del bosque escrito, esta cierva escrita?
(…)

Hay en una gota de tinta una reserva considerable
de cazadores que apuntan, con un ojo entrecerrado,
preparados para bajar por la empinada pluma,
para cercar a la cierva, dispuestos a disparar.

Olvidan que esto no es la vida.
Aquí rigen otras leyes, negro sobre blanco.
Un abrir y cerrar de ojos durará tanto como yo desee,
permitirá ser dividido en pequeñas eternidades,
llenas de balas detenidas al vuelo.
Si lo ordeno, nunca sucederá nada aquí.
En contra de mi voluntad no caerá ni una hoja,
ni se doblará una brizna de hierba bajo el peso de una pezuña.

¿Existe, pues, un mundo
sobre el que tengo un dominio absoluto?
¿Un tiempo que ato con cadenas de signos?
¿Una existencia infinita a mis órdenes?

La alegría de escribir.
La posibilidad de hacer perdurar.
La venganza de una mano mortal.


Hasta aquí Wislawa Szymborska.

Este poema no es sólo para ti, amiga Eliza que pacientemente escuchas mis tristezas, sino también para todas las amigas —siempre son mujeres, ¿por qué será?— que me han escrito para preguntarme cómo estoy, porque leyeron mi entrada anterior y se entristecieron conmigo y por mí.

No es fácil dejar de estar triste cuando la memoria de los dolores se atraviesa. Pero hay razones. Muchas. Está el sol, que sigue saliendo aunque el invierno amenace, está un hermoso arcoiris que vimos el domingo, está la lluvia sobre el canal, está el olor de una vela que prendí ayer, está el sabor de los mereyes tostados, el té con leche cuando hace frío, los libros que leo y que me hacen pensar que soy capaz de escribir, los bolígrafos de colores, está mi gato que siempre se acurruca cerca... y Lyo que regresa hoy de Alemania para seguirme acompañando. Y están las lectoras de este blog que me han hecho sentir menos sola a lo largo de toda esta semana.

A todas un abrazo apretado,

r

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